miércoles, 11 de mayo de 2011

FIDELIO (Ludwig van Beethoven)

Por más que he buscado, no he logrado encontrar ningún sucedido aplicable directamente a la ópera que vamos a comentar. Así que, tendremos que conformarnos con algo que está bastante próximo: Unas representaciones del Egmont de Goethe con la música incidental que compuso Beethoven para esta obra. Se realizaron o, mejor dicho, se intentaron realizar en el patio del Palacio Pitti, en Florencia, durante el verano del año 1967 y anticipo que lo que sucedió es un caso de verdadera mala suerte.

Egmont no es una ópera sino un melodrama con música. Esa música corresponde a seis fragmentos compuestos para este fin por el genio de Bonn- de los que sólo se conoce bien la Obertura- y tienen por si mismos un indudable interés dramático. Si además, están interpretados por una gran orquesta sinfónica dirigida por Gianandrea Gavazzeni y se cuenta con la fabulosa puesta en escena de Visconti, seguramente podría decirse que casi se aproxima a una representación operística.

A medida que las pruebas iban adelante, el texto y la música se integraban cada vez mejor. Durante los momentos- algunos de notable extensión-  en que la orquesta se adueñaba del escenario, los actores se quedaban parados formando un cuadro plástico muy expresivo. Llegó el momento del ensayo con vestuario, en el patio del Palacio Pitti. Era una perfecta tarde de junio. Espléndida la puesta en escena. Las luces se reflejaban sobre las corazas de la guardia. Los fabulosos trajes parecían un cuadro de Rembrant o de Velazquez que hubiese tomado vida.

Episodio vida Beethoven
en comic
Uno de los asistentes a ese ensayo, cuenta que tuvo el placer de ver todo esto sentado al lado de Marcello Mastroianni. Relata que todos los privilegiados espectadores estaban inmovilizados e hipnotizados por lo que estaban viviendo. La tarde siguiente, la del debut, media hora antes del inicio se abrieron las cataratas del cielo y llovió como sólo en Florencia sabe hacerlo. Parece que llovió y llovió con absoluta regularidad toda la semana de las representaciones previstas.

Esto no es extraño en Florencia. Un año antes, el 4 de noviembre, y a causa de abundantes lluvias, el río Arno se desbordó. Inundó la ciudad y numerosos pequeños pueblos. Esto provocó cien muertos. Como conclusión, el público se quedó sin ese magnífico espectáculo ya que no se ha vuelto a representar por lo menos en esa localidad. ¡Pobre Visconti! Incluso los grandes están a merced del viento y la intemperie.

EL ARGUMENTO
En la casa del carcelero Rocco, su hija Marzelline está siendo cortejada por Jaquino, el joven portero de la prisión. Ella no le hace caso pues está enamorada de Fidelio, el nuevo ayudante de su padre. Este "muchacho", de quien se ha prendado la moza, es una mujer disfrazada. Se llama Leonore. Tiene el propósito de liberar a su esposo Florestán, encarcelado injustamente en aquella prisión. Por eso se ha ganado la confianza de Rocco y éste le ha hecho su ayudante. En su papel de hombre, se ve obligada a aceptar los requiebros de Marzelline.

El carcelero ve bien esta relación y les aconseja que basen su felicidad en el oro. Fidelio trata de convencerlo para que le de tareas más difíciles del interior de la cárcel, en los calabozos profundos. Pero él no cree que todavía esté preparado para realizarlas. En confianza le dice que el gobernador tiene encerrado a un prisionero especial que cada vez recibe menos raciones de comida. La valerosa muchacha se propone hacer todo lo posible por ese prisionero por si fuera su marido.

Representación de Fidelio
Una marcha militar anuncia la llegada de don  Pizarro, gobernador de la prisión. Es la persona que ha encarcelado injustamente a Florestán. Recibe un mensaje en el que le anuncian ponga la prisión en orden pues va a tener una inspección por sorpresa, ya que sospechan que allí se practica la violencia sin freno. Entonces don Pizarro decide que se dé muerte a Florestán.

Y ordena se avise con un toque de trompeta la llegada de cualquier carruaje desde Sevilla. Pide a Rocco que le ayude a matar al prisionero. Éste manifiesta que no es tarea suya asesinar. El gobernador lo hará él mismo pero antes debe prepararse una tumba en el calabozo inferior. El carcelero solicita si puede acompañarlo en esta tarea el joven Fidelio, a lo que don Pizarro accede sin darle mayor importancia.

Por intercesión de Marcellina y Fidelio, Rocco consiente en que los prisioneros ordinarios sean autorizados a salir unos minutos de sus celdas para respirar al aire libre. Don Pizarro se ha enfurecido al conocer la breve salida de los encarcelados. Tratan de calmarlo diciendo que es el santo del rey y había que celebrarlo. Rocco y Fidelio bajan a las profundidades del presidio. En una celda, Florestan, agotado y casi delirando, despierta y cree ver a su amada Leonore convertida en ángel. Luego cae de nuevo en un profundo abatimiento.

El compositor y
sus personajes
Los dos guardianes empiezan a cavar la fosa. Fidelio se acerca al aturdido prisionero y lo revive con un poco de vino y un mendrugo de pan. Por la voz ha reconocido a su marido. El preso pregunta quién gobierna la cárcel. Cuando se lo dicen, se agita rogando que avisen a Leonore, su esposa, en Sevilla, para que vengan a liberarlo. Rocco sigue trabajando en la tumba. Baja don Pizarro con la intención de consumar el asesinato. Pero Leonore revela su identidad y obliga al malvado, con una pistola, a renunciar a su fechoría.
 En ese momento el trompetero de la torre anuncia la llegada del ministro y don Pizarro no tiene más remedio que salir al exterior seguido por Rocco. Al quedar solos, el matrimonio se abraza con mucha alegría.

En la plaza de la fortaleza, reunidos en torno al ministro don Fernando, los prisioneros ven aparecer a Florestan y Leonore, traídos por Rocco. Don Pizarro es detenido. Las palabras de consuelo de don Fernando incluyen una gran alabanza a Leonore y se le concede el privilegio de soltar las cadenas de su esposo. Todos ensalzan la virtud de la valerosa esposa y están contentos por este desenlazo afortunado.

EL AUTOR
Ludwig van Beethoven (1770/1827), compositor alemán de familia modesta. Su padre, músico y tenor de la corte electoral, perdió su puesto al convertirse en un adicto del alcohol. El progenitor quiso hacer de él un niño prodigio. Le obligó a aprender piano, órgano y clarinete. Por esta razón tuvo una infancia solitaria. Recibió clases de Christian Gottlob Neefe. A los doce años fue contratado en la corte del príncipe elector de Colonia.

Beethoven dirigiendo
A la muerte de su madre, hubo de ganarse la vida para él y los suyos tocando el violín en una orquesta y dando clases de piano, mientras su padre estaba preso. A los veintidós años el príncipe elector de Bonn le financió su segundo viaje a Viena. Ya no regresó a su ciudad de origen. Se quedó a residir allí. Recibió clases de varios profesores, entre ellos, Joseph Haydn y Antonio Salieri. Con veinticuatro años publicó su primera obra importante y a los veinticinco, realizó su primer concierto público en Viena. La corte, la nobleza y la Iglesia vienesas se convirtieron en mecenas del joven compositor.

A los treinta y un años empezó a tener los primeros síntomas de su sordera. En Heiligenstadt escribió su conocido Testamento. En él muestra desesperación ante la perspectiva de volverse sordo. Incluso llegó a plantearse el suicidio. Vienen después dos composiciones para piano, la sonata Patética y la sonata Claro de luna y su Tercera Sinfonía, llamada la Eroica, dedicada a Bonaparte pero luego rescindida al declararse éste Emperador. Con treinta y cuatro años compone la Sonata Appassionata. Dejó pronto los conciertos y recitales pues los editores se disputaban ya sus obras.

Dibujo de Beethoven representado
en una visión
Durante este período había terminado “Leonore”, su única ópera, luego llamada definitivamente “Fidelio”. En los años siguientes creó muchas obras, entre ellas la Quinta Sinfonía, la Sinfonía Pastoral, la Obertura Coriolano y la bagatela para piano “Para Elisa”. Sus apariciones en público fueron cada vez más infrecuentes. Con treinta y ocho años dio uno de sus últimos conciertos, en una larga jornada que incluyó el estreno de varias de sus obras, como las sinfonías Quinta y Sexta y el Concierto para piano n.º 4.

En 1809 no estaba conforme con su situación en Viena y a punto estuvo de irse a Holanda, donde le ofrecían buenas condiciones económicas. Sus amigos lo evitaron ofreciéndole una pensión anual de 4.000 florines. La única condición que le pusieron fue que no abandonara la ciudad de Viena. Se convirtió en uno de los primeros artistas independientes de la historia ya que los músicos, hasta entonces, tenían que conformarse con ser sirvientes de las sagas aristocráticas.

Otro retrato de Beethoven
Pero posteriormente tuvo problemas monetarios pues uno de sus mecenas sufrió una quiebra económica y otro falleció. Los herederos de este último decidieron no pagar las obligaciones financieras que había contraído con el músico. A los cuarenta y cuatro años acabó las Séptima y Octava Sinfonías y reformó la ópera Fidelio, que fue un gran éxito económico, al igual que el resto de conciertos que realizó en esa época. Tras la muerte de su hermano tomó, la decisión de acoger al hijo de éste de nueve años, en contra de la voluntad de su cuñada. Eso le supuso pleitos que disminuyeron su actividad musical. La relación con su sobrino, ahora hijo adoptivo, no fue buena.

Destrucción de la 3ª
sinfonia dedicada a
Napoleón
Pasó los últimos años de su vida casi totalmente aislado por la sordera. Se relacionaba con algunos amigos a través de los “cuadernos de conversación”, que le sirvieron como medio de comunicación.
Su última obra fue la Novena Sinfonía, terminada a los cincuenta y tres años. El estreno tuvo lugar el 7 de mayo de 1824 con un rotundo éxito a pesar de las dificultades técnicas que la pieza entrañaba. La salud del maestro decayó gravemente durante la estancia en casa de su hermano en Gneixendorf, a pesar de los cuidados de la familia.

El 1 de diciembre de 1826 decidieron volver a Viena. El viaje resultó catastrófico para el músico pero gracias a los cuidados del médico, pudo llegar a la capital. Murió el 27 de marzo de 1827 con cincuenta y siete años. El funeral se celebró dos días después y asistieron al sepelio unas veinte mil personas.

LA ÓPERA
Beethoven no era un compositor de ópera por naturaleza. Pasó toda su juventud sin el menor contacto con ese mundo. Y hasta bien entrada la treintena, se dedicó casi exclusivamente a la música instrumental. Su primera experiencia con la lírica se produjo en 1803. Podemos leer en los periódicos de entonces: “El señor Beethoven ha cerrado recientemente un interesante contrato con el Theater an der Wien”. Días después precisaban que “tenia previsto escribir una ópera para el actor-empresario Emanuel Schikaneder”.

Éste le propuso poner música a un singpiel titulado “El fuego de Vesta” y el compositor aceptó atraído por la posibilidad de introducirse en un género completamente nuevo para él. Pero el proyecto no llegó a realizarse pues el actor-empresario se vio obligado a ceder la dirección del teatro al barón Peter von Braun. El aristócrata estaba en buenas relaciones con el músico y le propuso un nuevo contrato.

Otra representación de Fidelio
Acordaron confiar la elección del tema a Joseph Sonnleithner, secretario del teatro. Éste les indicó un asunto de actualidad ya conocido y de gran éxito: “Léonore ou l’amour conjugal”. El tema, que es un hecho real ocurrido durante el reinado del terror en París, ya había sido tratado por numerosos músicos y libretistas, antes de que Beethoven se decidiera a componer su única ópera. Así Jean Nicolas Boully escribió un libreto que fue puesto en música por Pierre Gaveaux en el París de 1798.

Más tarde, este mismo argumento fue recogido por Ferdinando Paër y estrenado en Dresde, cuarenta y cinco días antes que Beethoven. Menos conocida es la versión en un acto de Johann Simon Mayr que también se difundió en el mismo año de 1805. Beethoven retomó la cuestión y situó la acción en España. Sentía una notable admiración por la Revolución Francesa y no quería que las culpas del episodio de tiranía que narra la ópera, recayesen sobre los jacobinos. El título elegido, impuesto por el empresario para distinguirlo de otras versiones, fue “Fidelio” que, indudablemente hace referencia a la fidelidad conyugal.

El asunto pertenece históricamente al género de “piezas de rescate”, sucesoras de las “comedias lacrimógenas” del siglo XVIII. Estuvieron de moda en los escenarios franceses en el período revolucionario y posteriormente en el resto de Europa. Una de las características de estas obras era la escapada final del héroe de un destino fatal. Así ocurre en “Fidelio”, englobada en este género de “óperas de rescate”, siendo la más representativa del colectivo.

Los personajes en la
"Colección Liebig"
El libretista escogido fue Sonnleithner. Introdujo considerables modificaciones al texto original. Realizó un libreto en tres actos al modo de “singspiel”, utilizando el idioma alemán y con pasajes hablados intercalados con la música. Pero la falta de éxito del primer estreno, realizado en el Theater an der Wien de Viena el 20 de noviembre de 1805, obligó a ser retirada del cartel. Eran malos tiempos. Viena había sido ocupada por las tropas de Napoleón y las clases más pudientes huyeron de allí.

Fue necesaria una revisión por su excesiva duración, en la que introdujo modificaciones y cambió también la Obertura, que se convirtió en “Leonora nº. 3”, sustituyendo a la primera, hoy llamada “Leonora nº. 2”. Cuando se reestrenó en el mismo teatro el 29 de marzo de 1806, tampoco tuvo demasiado éxito. Al cabo de tres funciones y después de una discusión con el empresario por negarle el porcentaje previsto, Beethoven retiró la partitura. El compositor pensó en presentarla en Praga y escribió una nueva Obertura para la ocasión, conocida como “Leonora nº. 1”.

Volvió nuevamente a revisarla pero esta vez fue bastante más radical que las anteriores. Tuvo como colaborador a G. F. Treitschke y el músico quedó bastante satisfecho con las modificaciones que aportó. Se mostró como un buen conocedor del mundo del teatro y su mérito residió en podar más el libreto y resaltar los motivos que interesaban al músico: las heroicas virtudes conyugales y los valores de libertad y hermandad de la humanidad. Finalmente, el 23 de mayo de 1814, en versión de tres actos y en el teatro Kärntnertor, obtuvo el éxito que merecía y es como ha llegado hasta nosotros. El compositor incluyó en la partitura la hoy conocida como “Obertura de Fidelio”.

De manera que esta ópera tiene cuatro Oberturas distintas. Para aprovechar tanto material, unos dicen que a Otto Nicolai y otros que a Gustav Mahler, se les ocurrió incluir la nº. 3- considerada como la mejor- entre el primer acto y el segundo. A otros directores les gustó más colocarla entre el segundo y el tercer acto. Aunque se mantuvieron estas costumbres durante un tiempo, hoy en día parece que han caído en desuso. En siete años la obra recorrió toda Alemania y algunos países de su influencia. A Riga llegó en 1818, a San Petesburgo en 1819, a Londres en 1832, a Moscú en 1842, a Nueva York en 1856 y a Madrid en 1893, entre otras ciudades.

Sin embargo, fue una completa desconocida en los países latinos, salvo algunas representaciones en París (1829) y Marsella (1844). En Italia no se escenificó hasta su estreno en Turín en 1927, si se exceptúan las cuatro únicas funciones de Roma en 1886. El Teatro alla Scala de Milán siguió desconociéndola hasta que Toscanini la dirigió con motivo del centenario de Beethoven en 1927. “Fidelio” es un manifiesto apasionado de lucha por un ideal y contra las prisiones de cualquier clase. Por eso la acción puede considerarse que es universal y no está necesariamente vinculada a una época y lugar determinados.

Seguimos con personajes
de la deliciosa colección Liebig
Su argumento permitió al compositor exponer con total libertad su concepto de idea social, simbolizado por Leonore, Florestan y los prisioneros. La obra se encuadra dentro de la etapa de transición del músico en la que buscaba nuevos caminos. La principal novedad musical de la ópera se refiere a su gran instrumentación y orquestación. Las brillantes intervenciones orquestales se caracterizan por una inusitada combinación instrumental en la que destaca el excepcional uso del fagot y el oboe, vinculados a las intervenciones de distintos personajes.

Asimismo, las innovaciones tímbricas sugeridas por los coros, constituyen un elemento particular de contraste cromático que más tarde desarrollará en su “Novena sinfonía”. Puede que la acción sea novelesca, como quizás deba corresponder a una ópera, pero la música se basa en una concepción sinfónica. Con ello las voces de los personajes han de ser muy poderosas para hacerse notar por encima de la orquesta, superando la barrera sonora que separa el escenario del público. Hay pues una igualdad de peso entre la orquesta y el cantante. Este es el principio que luego aplicaría Wagner. Y se abandonan, por tanto, las tradiciones del bel canto italiano en el que siempre era la voz lo que privaba, limitándose la orquesta a ser un mero acompañante o poco más.
  
LOS PERSONAJES
Fidelio, o sea Leonore, es para una soprano dramática. Requiere una gran fortaleza y resistencia vocal. Tiene una línea de canto movida y con grandes saltos. Es la indudable protagonista de la ópera. El papel de Leonore suele ser interpretado por heroínas wagnerianas. El personaje está impregnado de un profundo sentido ético.

Diversas escenas "Liebig"
Florestán requiere de un tenor dramático de tesitura alta que debe tener también mucha fuerza. Es un papel breve pues no aparece hasta el segundo acto, pero es muy intenso. Se trata de un rol fatigoso y muy desagradecido pues  obliga al cantante a entonar una nota alta inmediatamente después de una extensa introducción sinfónica.

En la ópera, llena de grandes momentos heroicos, también tiene cabida lo cotidiano, es decir el hombre corriente que no carece de problemas. Este colectivo de gente sencilla está compuesto por Rocco, Marzellina y Jaquino.

Rocco, el carcelero, ha de ser cantado por un bajo con ciertas exigencias vocales. Se muestra un hombre práctico, en el fondo bondadoso. Pero es cómplice de intento de asesinato ya que colabora cavando la tumba de Floristan. Por la intervención de Fidelio/Leonore, no llega a cometerse el crimen.

Marzelline precisa de una soprano lírica o lírico-ligera con un aria muy vistosa y ornamentada que requiere agudos y agilidad. El estar enamorada del supuesto Fidelio, es la causa de haya dejado a su antiguo novio Jaquino.

Jaquino, el portero de la prisión y novio de Marzelline antes de que llegara Fidelio, es un papel menor para tenor lírico-ligero.

Don Pizarro, director de la prisión del Estado en Sevilla, es para un bajo-barítono con timbre oscuro y siniestro. Resulta ser el causante del encarcelamiento de Florestan. Por tanto, se convierte en el malvado motor de toda la trama de la ópera.

El noble don Fernando es para un bajo o barítono. Papel de limitadas posibilidades. El personaje es ministro de justicia y conoce a Florestan.

El Coro, con pasajes muy importantes, resulta ser otro protagonista más de la ópera. Esta colectividad que supone el coro, representa a la humanidad en su lucha por la opresión y la barbarie que se ejerce sobre ella.

FRAGMENTOS DESTACADOS
01.- Obertura: Cuarta de las compuestas como preámbulo de la ópera. Es la más sencilla y breve de todas ellas. Se eligió porque parece que daba buen resultado con los espectadores. Esta introducción sinfónica no utiliza ningún tema de la ópera. No estaba escrita en el último estreno de 1814 por lo que se interpretó “Las criaturas de Prometeo”.

La vida de Beethoven
en cromos
OÍR_AUDIO01

02.- Marzelline: Aria “Oh wär’ich schon mit dir vereint (Oh si estuviera unida a ti)”. Esplendido momento en el que la hija del carcelero canta su ardiente amor por Fidelio. Tiene muchos pasajes de coloratura.


03.- Rocco: Aria “Hat man nicht auch gold beineben (Si no se dispone además de oro…)”. La filosofía de la vida de este materialista personaje, puede resumirse en “la amada en los brazos y el oro en el bolsillo”. A lo que le contesta Fidelio/Leonore: “la unión de dos corazones es la fuente de la felicidad conyugal”.


04.- Don Pizarro: Aria con coro “Ha!, ha!, ha!, welch’ein augenblick! (¡Ja!, ¡ja!, ¡ja!, ¡que momento!)”. El malvado personaje piensa matar a Florestan antes de que venga el ministro de inspección. En este fragmento, se regodea pensando en ello. Es acompañado brevemente por un grupo de soldados que se asustan de su actitud.


05.- Leonore: Recitativo y Aria. “Abscheulicher! Wo eilst du hin?(¡Infame! ¿A dónde vas?)”. Expresa admirablemente la agitación del corazón de la protagonista y también su resolución, ambas emanadas del fiel amor conyugal. Esta dividida en dos partes y en la segunda es acompañada, de un modo nada habitual, por tres trompas que hacen más difícil que sobresalga en su canto.


06.- Coro de presos: “Oh welche lust in freier luft (Que alegría estar al aire libre)”. Es la  intervención coral más famosa de la obra. Los prisioneros avanzan a tientas, como cegados por la luz del sol. Su canto va in crescendo. Es casi una amenaza. Un joven recluso inicia una alabanza a la libertad. Pero otro, mayor que él, le obliga a contenerse.


07.- Florestan: Aria “Gott! Welch’ dunkel hier! (¡Dios mnio! ¡Que oscuridad!)”. Con una amplia introducción sinfónica, es un lamento por la oscuridad y la soledad en que está obligado a vivir. Pero se siente reconfortado por la seguridad de haber cumplido su deber. En su delirio cree ver a su esposa en forma de ángel. El Florestan de la primera versión tenía que cantar un aria heroica. Varios amigos del músico le comentaron que un recluso extenuado no es capaz de ningún gesto heroico. Le acabó convenciendo un texto alternativo presentado por el libretista y que resultó el definitivo.


08.- Cuarteto: Leonore, Florestan, Rocco y don Pizarro. “Es schlägt der rache stunde (Ha sonado la hora de la venganza)”. Extraordinario fragmento en forma de concertante donde la inexpresable alegría de los dos enamorados, se superpone, con milagrosa maestría, a la desesperación de don Pizarro y la turbación de Rocco.


09.- Dúo: Leonore y Florestan. “Oh namen namenlose fraude! (¡Que inexplicable gozo!)”. La inevitable escena de amor entre el matrimonio cuando han superado ya todos los obstáculos y se avecina el final feliz.


10.- Final: “Wer ein holdes weib errungen (Aquel que ha ganado una esposa fiel)”. A Leonore le conceden el honor de liberar a su esposo de las cadenas, honor que ha merecido por su extraordinario coraje. Todo el pueblo y los cautivos, junto a los protagonistas, participan en este gran concertante de un ímpetu arrollador y que es el final feliz de la ópera.

 DISCOGRAFÍA
Hay muchas grabaciones de “Fidelio” y unas cuentas muy buenas, así que no sabe uno con cual quedarse (¿Barenboim? ¿Klemperer? ¿Furtwängler? ……?). Por contener las cuatro oberturas, aparte de su calidad musical, nos quedamos con este AUDIO:

Fidelio - Ludwig van Beethoven 
Año de grabación……………. 1999
Director…………………Daniel Barenboim
Leonora ………………  Waltraud Meier 
Florestan ……………..  Plácido Domingo 
Rocco …………………  René Pape 
Don Pizarro …………..  Falk Struckmann 
Marzelline  ……………. Soile Isokoski 
Jaquino ……………….  Werner Güra 
Fernando ……………..  Kwangchul Youn 
2e Gefangener ……….  Klaus Häger 
Orquesta………….. Staastskapelle de Berlín
Coro…………….Deutsche Staatsoper de Berlín
Grabado en estudio

Para el VÍDEO, uno bastante reciente

Fidelio - Ludwig van Beethoven
Año de producción …………… 2006
Director…………….. . Zubin Mehta
Leonora …………….  Waltraud Meier 
Florestan .................  Peter Seiffert 
Rocco .....................  Matti Salminen 
Don Pizarro  ............ Juha Uusitalo 
Marzelline ...............  Ildiko Raimondi 
Jaquino ...................  Rainer Trost 
Fernando ................  Carsten Stabell 
1er Gefangener ......  Javier Agullò 
2e Gefangener  ....... Nahnel Di Pierro 
Orquesta y Coro:
…………………Generalitat Valenciana
Grabado en directo

4 comentarios:

Anónimo dijo...

EL GRAN bEETHIOVEN, APRA MI EL MAS GRANDE, PERO SI SE LE COMPLICO LA OPERA, Y MAS QUE POR GENIO POR QUE PARA SER OPERISTA HAY QUE SER DE MUNDO, BOHEMIO, Y ERA TREMENDAMENTE INTROVERTIDO Y MAS CON LA SORDERA. SE PELEABA HASTA CON SU SOMBRA YA SI SE COMPLICAN LAS COSAS. CURIOSO QUE EL Y BACH NUCNA LE ENTARRAN A LA OPERA, INSITO, POSIBLEMENTE POR SU ESILO DE VIDA, SU CARACTER, Y ADEMAS BACH POR SU . ESO SI, SIEMPRE INNOVANDO Y SIENDO TOMADO POR LOS DEMAS COMO EJEMPLO, TIENE COSAS MUY INTERESANTES E INCLUSO GENIALES QUE ADOPTARON LOS VERDI, WAGNER, PUCCINI, ETC.

Juanba dijo...

No cabe duda que Beethoven y Bach son los únicos dueños del panorama musical de todos los tiempos. El primero, sólo escribió una ópera y fue casi por casualidad pero estuvo durante mucho tiempo estudiando este género con Salieri y su Fidelio, permitió, junto con Weber, poner los cimientos de la ópera alemana. Del segundo decir que dentro de sus obras, tiene géneros relativamente parecidos a los operísticos. pero no óperas y eso es una cosa que siempre le he tenido en cuenta. Lo siento. Respecto a lo del estilo de vida para ser compositor de ópera, no me acaba de convencer. En los músicos dedicados a la ópera, habrá de todo, bohemios, amantes de la buena vida, pero también muchos sacrificados que vivían a duras penas con sus emolumentos. Respecto a la influencia de Beethoven y Bach, no la pongo, en absoluto, en duda. Un cordial saludo

Inma dijo...

Creo que sí cabe duda. Yo creo que Mozart los supera.

Anónimo dijo...

A mi no me cabe duda que son todos unos genios, Wagner, Beethoven, Mozart, Verdi, Puccini, Bellini, Bizet, Rossini, Quien supera a quien? Me da igual, prefiero disfrutarlos a todos. Me gusta este blog! Saludos