sábado, 15 de octubre de 2011

DON PASQUALE (Donizetti)

La opereta “El murciélago” de Johann Strauss hijo, es muy representada en Alemania e incluso en otros países de su radio de acción. El argumento se presta bien a introducir lo que en teatro se llaman “morcillas”, es decir cualquier referencia que no esté escrita en el guión.

Concretamente el segundo acto se desarrolla en una gran fiesta de la alta sociedad, organizada en casa de uno de los personajes, el príncipe Orlofsky. Allí se pueden concentrar toda clase de “morcillas” teatrales.

Es costumbre que sean invitados a esa fiesta las personas influyentes y otras gentes de la ciudad que se presten a ello, en lugar de realizarla con actores. Además y dependiendo de las posibilidades económicas del teatro, se suele contratar a cantantes de prestigio para que intervengan en la misma, sin que tengan nada que ver en absoluto con lo que se está representando. Este es el caso de la Deutsche Opera am Rhein de Colonia, que organiza todos los años unas representaciones de la divertida opereta, que acaban en una fiesta para los participantes.

La anécdota que relataremos no tiene relación con “Don Pasquale” pero puede servir como introducción. Más que un desastre, podía haber sido una “tragedia en la ópera”. Sucedió en 1962 en el ya citado teatro y con la opereta que hemos dicho antes. Era una de aquellas festivas y brillantes producciones de carnaval. Estaba presente toda la alta sociedad de la Alemania Occidental. El director había decidido, como era habitual, organizar un posterior espectáculo para los invitados al party del príncipe Orlofsky.

Estaba previsto un recital pianístico que, inevitablemente, comportaba la presencia de un piano en el escenario. Había terminado la función y los técnicos, apropiadamente vestidos de sirvientes, arrastraron el piano sobre sus ruedas para situarlo donde se iba a utilizar. Quizás empujaron demasiado enérgicamente.  Quizás alguien, en extremo cuidadoso, había engrasado excesivamente los rodamientos a bolas de las ruedas para evitar rumores inoportunos.

Por cualquiera que fuese la causa, los maquinistas perdieron completamente el control del piano. El escenario que se había utilizado para la obra era liso y ligeramente  inclinado. Por esa razón, el piano fue derecho hacia abajo, alcanzando gradualmente velocidad,  hasta caer en el foso de la orquesta.

Afortunadamente los músicos se percataron del hecho y consiguieron ponerse a salvo. Así, el daño se limitó a dos tubas aplastadas y un piano Bechstein gran cola completamente destruido.

EL ARGUMENTO
Don Pasquale, anciano rico, está enojado con su sobrino Ernesto porque se niega a casarse conforme a sus deseos. El joven está enamorado de Norina, viuda joven y simpática, pero de condición humilde. El tío decide desheredarlo y piensa en contraer matrimonio él mismo. Con este fin, pide al doctor Malatesta que le consiga una esposa adecuada. Éste, que es amigo de la pareja, urde un plan para ayudarlos.

Propone al viejo que se case con su supuesta hermana Sofronia, doncella bella y pura, recién salida del convento. Don Pasquale acepta de buena gana y, para empezar su nueva vida, echa de casa al sobrino. Norina recibe una carta de Ernesto. Llega entonces Malatesta y ella le pide que la lea. Cuenta cómo le han echado de la casa. Los planes de boda que tenían están, por tanto, en peligro. El doctor explica la trama que ha urdido: pide a la joven que personifique a Sofronia. Debe hacerse la tonta y ser simple y tímida. Organizará un matrimonio falso y habrá que conducir a la desesperación a Don Pasquale para que éste consienta la relación entre su sobrino y Norina.

Ernesto se ha enterado de que su tío quiere casarse. Desconoce los planes de Malatesta y se desmoraliza. Deprimido, decide partir a tierras lejanas. El anciano recibe la visita del doctor y la de la falsa Sofronia. La bella muchacha le gusta mucho y quiere acordar el matrimonio inmediatamente. En presencia de un falso notario- Carlo, primo de Malatesta- y con su sobrino como testigo, que había vuelto para despedirse, Don Pasquale firma el contrato de bodas. Dona a la joven la mitad de sus bienes.

La Norina de Netrebko
Poco después, Norina cambia de carácter. Da órdenes. Manda en toda la casa. Gasta alocadamente. Redobla el salario a los sirvientes. Ordena nuevo carruaje y caballos. Proyecta grandes fiestas. Hace llamar a sastres y joyeros. Y desdeña la afectuosa atención del marido. Don Pasquale está cansado de los gastos de su mujer y de los continuos cambios en la casa. Prohíbe a su esposa que vaya al teatro. Ella le da por toda respuesta un sonoro cachetazo.

Además Norina le hace creer que tiene un amante. Desesperado, pide ayuda a Malatesta. Éste comunica todo el plan a Ernesto y le pide que colabore, haciéndose pasar por el amante. El sobrino, escondido en el bosquecito del jardín de casa, se cita a solas con Norina. Don Pasquale y Malatesta, sin ser vistos, lo observan todo. Aquel acusa a la falsa Sofronia de adulterio. Ernesto, saliendo de su escondite, se presenta ante su tío. Éste le anuncia que se divorcia y así podrá casarse con Norina. Ella será la nueva señora de la casa. Le dicen al anciano toda la verdad, quien, aliviado de ser liberado de la terrible esposa, perdona a todos y bendice el futuro matrimonio de la pareja.

LA ÓPERA
Gaetano Donizetti
La primera impresión que da “Don Pasquale” es que se trata de una ópera bufa y sin embargo es algo más. Las situaciones y los personajes están dentro de la ortodoxia del género, pero hay en ella algo que ya se manifestaba con “L’elisir d’amore”: una vena conmovedora de sentimentalismo romántico. Donizetti no se ensaña con el pobre viejo sino que se compadece de sus debilidades seniles. Y es que, tocada por la nueva sensibilidad romántica, la ópera bufa se ha renovado. Pero el final feliz de la ópera es incapaz de hacernos olvidar la triste soledad de Don Pasquale.

El compositor consigue con su música que los personajes levanten su máscara y muestren al ser de carne y hueso que llevan dentro. En setiembre de 1842, Donizetti buscaba un libretista para la nueva ópera que tenía que estrenar en el Teatro de los italianos de París. Contactó con Michele Accursi. Él no podía realizarlo pues tenía otros encargos pero le puso en contacto con Giovanni Ruffini. El material sobre el que trabajó directamente Ruffini para elaborar el libreto de “Don Pasquale”, fue el texto que había confeccionado Angelo Anelli para la ópera “Ser Marc’Antonio” de Stefano Pavesi (1770/1850), estrenada en La Scala de Milán en 1810.

Este tipo de piratería intelectual era muy corriente en la época. Así, mientras nosotros vemos siempre las mismas óperas, ellos veían cada año los mismos argumentos pero con músicas diferentes.

El trabajo que se tomó Ruffini para adaptar el libreto de Anelli fue notable, pues la mayor parte de la obra es de nueva redacción. Compositor y libretista empezaron a trabajar pero lo que no tenía previsto el poeta era que Donizetti ponía música a los versos a una velocidad pasmosa y, por tanto, exigía material nuevo a diario.

Arrastrado por esta febril actividad, molesto por la constante intromisión del músico que quitaba y ponía según su olfato teatral, y considerando que el trabajo trataba simplemente de rehacer uno anterior, Ruffini decidió no asumir la paternidad y se negó a poner su nombre en el libreto. Entonces el intrigante Accursi lo vendió como suyo a la casa Ricordi y durante mucho tiempo salió a la calle como obra de Donizetti y M. A.

Si como argumento “Don Pasquale” es una mezcla de tradición y novedad, lo mismo se puede decir de la música. Del lado de la tradición, hay los habituales números del bajo bufo- acompañado o no por el barítono- en que da rienda suelta a su furor o a su desaforada alegría, con el consiguiente regocijo del público. Siguiendo con lo marcado por la costumbre, tenemos el uso abusivo de palabras esdrújulas y, finalmente, los dúos entre la voz de barítono o bajo, que martillea en la zona grave, mientras el tenor intenta sobresalir en la zona aguda con una melodía.

Del lado de la innovación está: 1.- la eliminación del recitativo seco por el acompañado de la orquesta 2.- los dúos y tríos han usurpado parte de la antigua función de este recitativo 3.- la ópera ya no es un mosaico de arias independientes sino que la música no deja de sonar desde el principio hasta el fin 4.- el insólito uso del coro y 5.- la estructuración en tres actos. La inmensa experiencia acumulada por Donizetti, se puede observar en la hábil orquestación. Pone énfasis donde debe hacerlo. Brilla sin aturdir cuando la ocasión lo permite. Subraya con efectividad las situaciones más divertidas. Y realza los momentos líricos.

Otra vista de
Annita
La riqueza melódica es el principal atractivo en el aspecto musical. El compositor volcó en ella su inagotable vena inventiva. El apresuramiento, tantas veces criticado, puede afectar a otros aspectos de la partitura pero no a estas melodías. Hay dos cartas enviadas por Donizetti a su cuñado, Antonio Vasselli, donde indica el compositor que “Don Pasquale me ha costado diez días de intenso esfuerzo”. Sin embargo y según la opinión de expertos, no parece que pueda deducirse que en estos diez días empezara y acabara la obra. La opinión generalizada es que en este plazo escribió las principales líneas vocales de los cantantes. Lo más verosímil es que trabajara intermitentemente en la obra desde el uno de octubre hasta bien entrado diciembre de 1842.

El veintiocho de noviembre empezaron los ensayos y con ellos los problemas. A los músicos de la orquesta no parecía gustarles la partitura e hicieron circular octavillas con dibujos grotescos. Los cantantes no asimilaban bien una ambientación contemporánea y amenazaron con dejar la compañía.

Finalmente, Vatel, el ayudante del director del teatro, durante el ensayo final- hecho en un ambiente tenso- dijo que aquel texto y aquella música eran buenos para volatineros.

Para el estreno estaba diseñado con un reparto integrado por las mejores voces del momento. Giulia Grisi sería Norina, Luigi Lablache haría Don Pasquale, Antonio Tamburini encarnaría a Malatesta y finalmente el tenor Mario (seudónimo de Giovanni Mateo di Candia) se encargaría de Ernesto. El propio compositor dirigiría la orquesta. El estreno, que había sido previsto para una fecha anterior, no pudo realizarse hasta el 3 de enero de 1843. Su resultado acabó con todas las reticencias manifestadas por los músicos, los cantantes y la dirección del teatro.

Fue un éxito apoteósico y aquella noche tuvieron que repetir varios números. La crítica afirmaba no haber visto un acontecimiento tan grande en el Teatro de los italianos, desde “I Puritani” de Bellini en 1835. La importancia de este estreno lo confirman las numerosas secuelas que surgieron sobre el mismo y su fulgurante carrera en los teatros. Sin haber transcurrido un año, se representó en Milán, Viena y Londres. Después de este primer año de triunfo, la carrera de “Don Pasquale” siguió siendo excelente y su popularidad, con pocos altibajos, se ha mantenido hasta la actualidad.

Llegó a Madrid el cuatro de enero de 1845 en el Teatro de la Cruz y tres años más tarde al Liceo de Barcelona. En ese mismo año de 1848 y mientras en Europa los teatros más importantes se disputaban sus obras, Donizetti, humillado por una enfermedad que le había reducido a una existencia meramente vegetativa, moría en Bergamo, su ciudad natal, el 8 de abril.

LOS PERSONAJES
La obra tiene pocos personajes, pero sus roles requieren de excelentes cantantes-actores al ser todos protagonistas.

Don Pasquale encabeza el reparto. Ha de ser un excelente actor y un no menos excelente bajo bufo, con una voz potente y una articulación más que ágil. No presenta especiales problemas de tesitura. En general, cuando un viejo como Don Pasquale se enamora, acaba siendo siempre objeto de burla risible y todo el mundo se empeña en curarlo pues le creen enfermo. Para Don Pasquale supone un desencanto el final de la obra pero hay que decir que en el libreto no se hace nunca burla de su situación.

Malatesta es un papel idóneo para un barítono de timbre brillante y con notable agilidad. Si quiere seguir a Don Pasquale en su dúo del acto tercero, ha de tener, como mínimo, una articulación tan fácil como la de éste. Dramáticamente se trata de un hombre frío y calculador y es una persona curtida por la vida. Aunque ayuda a la pareja de jóvenes en contra de Don Pasquale, hay momentos en que siente compasión ante el dolor del viejo.

Ernesto es interpretado a menudo por tenores ligeros. Quizás fuera más adecuado para este papel un tenor lírico-ligero. Se haría justicia así a la faceta sentimental del personaje que, por otra parte, es- con mucho- la dominante. El cantante ha de poder moverse con soltura en la zona alta de su registro para poder cantar cómodamente su dúo de amor.

Norina es papel para una buena soprano ligera de coloratura. Tendrá así numerosas oportunidades de mostrar sus habilidades superando los escollos de la ornamentada línea de canto que Donizetti escribió para su papel. Al ser un personaje de doble carácter, tiene que poseer mucha versatilidad, tanto en el aspecto escénico como en el vocal. No cabe duda que ama a Ernesto pero aunque todo lo haga con el fin de casarse con él, sigue siendo asombrosa la desfachatez con que cambia de carácter y es capaz de mentir.

El Coro tiene un papel corto pero sustancial. Acompaña la famosa serenata de Ernesto. En la escena de la boda arma gran ruido y bullicio y tiene una actuación en solitario en el comienzo del tercer acto.

FRAGMENTOS DESTACADOS
1.- Obertura: De las llamadas popurrí porque está formada por temas que aparecerán más tarde en la ópera. Es una de las más interesantes que escribiera el compositor. Está dividida en varias partes. Se inicia con una brevísima introducción, más que nada para llamar la atención. Sigue después la serenata que cantará Ernesto: el tema es expuesto por el violonchelo al que seguirá el fagot, la trompa y la flauta. La segunda parte es el cuerpo de la obertura: se inicia con el tema de Norina de notable vigor rítmico, interviniendo las maderas de modo destacado. El resto son variaciones, muy afortunadas, del tema principal, con herencia rossiniana.


2.- Malatesta: Cavatina “Bella siccome un angelo (Bella como un ángel)”. Es la única intervención en solitario del doctor en toda la obra. El número se divide en dos partes melódicamente idénticas, separadas por una corta intervención de Don Pasquale. Malatesta le está relatando las virtudes de Sofronia.



3.- Don Pasquale: Cavatina “Ah! Un foco insolito (¡Un fuego insólito)”. Una de las típicas intervenciones para bajo bufo con palabras esdrújulas al final de los versos para aumentar el efecto cómico. Requiere potencia para sobresalir por encima de la orquesta con todos los instrumentos. Se trata del momento en que nuestro viejo protagonista, se hace ilusiones, demostrando alegría, por la muchacha que le propone Malatesta para casarse. Dice que se siente rejuvener.


4.- Norina: Cavatina “Qual guardo il cavaliere (Aquella mirada al caballero)”. Presentación en escena de la protagonista. La pieza constituye una de las más famosas de la obra. Está dividida en dos partes claramente diferenciadas.

Norina nos muestra su carácter de avispada mujer que conoce al dedillo todas las artes de la seducción. Se ve en ella una descendiente directa de la Rosina del Barbero. Aquí se acumula una buena parte de las dificultades vocales del papel: intervalos arriesgados, notas sostenidas, trinos y varias vocalizaciones.

Todo ello proporciona a esta cavatina una notable brillantez y a la cantante, la mejor oportunidad para mostrar sus capacidades y preparación técnica.


5.- Ernesto: Aria “Povero Ernesto (Pobre Ernesto)”. Junto a esta aria, se interpreta un preludio en el que la trompeta se erige en instrumento solista con un resabio melancólico. Precedida de un corto recitativo, esta aria podría pertenecer a cualquiera de las grandes óperas serias del compositor. Una cuidada orquestación deja siempre en primer plano la voz del cantante, que deberá mostrar su mejor vena lírica. En la cabaletta final se le da oportunidad de demostrar su dominio de la zona aguda. Es un compadecerse de si mismo, es decir un lamento por haberle echado de casa su tío, teniendo que buscar otros horizontes.


6.- Coro: “Interminabile andirivieni! (¡Interminable ir y venir)”. El fragmento se divide en dos partes. La primera por su texto y carácter tiene notable parecido con el coro que inició el acto. Surge la novedad en la segunda parte cuando un ritmo de vals se adueña de la situación, dando lugar a una insólita conversación entre los criados, de extraño y bello efecto. Comentan las locuras que está haciendo Sofronia, su nueva ama.


7.- Ernesto: Serenata “Com’è gentil la notte a mezzo april! (¡Que gentil es la noche de mediados de abril!)”. La melancolía es la característica de esta famosa pieza en la que se alaba la belleza de la noche primaveral. Tal vez sea éste el número más famoso de la obra. El compositor intentó imitar, según manifestó, los “ritornelli” romanos. Es una extraña pieza musical basada en una melodía de rara belleza cantada por el tenor con el sólo apoyo de dos guitarras y la pandereta, además de las eventuales intervenciones del coro.


DISCOGRAFÍA
Para esta ópera no hay una versión que podríamos calificar de “redonda”. Siempre sobre la base de elegir un único AUDIO, nos inclinamos por el siguiente:

Don Pasquale - Gaetano Donizetti 
Año de grabación................ 1993
Director.....................Roberto Abbado
Norina ....................  Eva Mei 
Ernesto ..................  Frank Lopardo 
Don Pasquale .......  Renato Bruson 
Dottor Malatesta…   Thomas Allen 
Orquesta y Coros
………… Sinfónica de la Radio de Baviera
Grabado en estudio

Y este otro VÍDEO

Don Pasquale - Gaetano Donizetti 
Año de producción ............ 2006
Director...................Nello Santi
Norina ..................  Isabel Rey 
Ernesto ...............  Juan Diego Flórez 
Don Pasquale .......  Ruggero Raimondi 
Dottor Malatesta…   Oliver Widmer 
Un notaro …………  Valeriy Murga 
Orquesta y Coro….  Opernhauses Zürich

3 comentarios:

Daniel dijo...

Hola, Juanba.

Le tengo un especial cariño a esta obra. Es la primera que vi en un teatro. Me decidí a asistir a una ópera en directo (cosa que ni se me habría pasado por la imaginación poco tiempo antes) tras escuchar las de Mozart y, muy especialmente, L'elisir d'amore de Donizetti.

Lo primero que hice fue mirar la cartelera de los teatro de mi ciudad, y tuve la suerte de que, entre las cuatro que representaban ese año, en dos representaciones cada una, estaba Don Pasquale. Así que tuvo el honor, y yo la suerte, de que fuese la primera ópera que veía en directo.

Poco tiempo después me decidí a viajar a Oviedo para ver también L'elisir. Tanto a estas dos obras como al propio Donizetti les guardo un cariño especial.

Las melodías de Donizetti son deliciosas. Como te he leído escribir en alguna que otra entrada, si un día te levantas romántico, nada mejor que escuchar a Donizetti.

Gracias, Juanba.

Anónimo dijo...

Mira Juanba: No sé dónde estás. En cualquier lugar que te encuentres, sólo deseo que seas muy feliz.
Dime: Sólo llegaste con "Tus Operas Favoritas", hasta el Año 2011..??
Siempre te admiro por tu extraordinaria página.-
Saludo Cordial..!!

Jorge Luis Argüero dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.